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viernes, 13 de junio de 2014

Virginia Guerrero y Manuela Torre, desaparecen en Agular de Campo- Palencia-España-




Virginia y Manuela
 Veintidós años desaparecidas a fecha de Junio de 2014
Virginia Guerrero Espejo y Manuela Torres Bougeffa, de quince y dieciséis años, respectivamente, eran dos amigas íntimas que vivían en la localidad palentina de Aguilar de Campoo. Pasaban mucho tiempo juntas y a veces Virginia se quedaba a dormir en casa de Manuela.




Al parecer, no eran buenas estudiantes. Les gustaba divertirse e ir a bailar a las discotecas, para lo que cuando tenían ocasión se desplazaban a Reinosa, sin que lo supieran sus familias, que pensaban que se encontraban en Aguilar.

Virginia tenía dos hermanos y una hermana. Su madre, viuda, se llama Trinidad Espejo. La madre de Manuela se llama Karima Bougeffa y su padre estaba trabajando en Francia, de guardia de seguridad en unos grandes almacenes.







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La tarde del jueves 23 de abril de 1992, Virginia y Manuela, cogieron el tren en la estación del pueblo y se fueron a Reinosa, como tantas otras veces. Un viaje de media hora de duración. Según se comentó en la prensa, querían aprovechar el Día de Castilla y León para ir a bailar a la discoteca El Jardín de Cupido, en la citada localidad cántabra. Estuvieron con unos amigos, y a las nueve de la noche decidieron regresar a su pueblo.




En realidad, no existe en Reinosa ninguna discoteca con ese nombre, sino un parque, El Parque de Cupido, que es una amplia plaza rectangular ajardinada y poblada de castaños, delimitada por la Avenida de Castilla y la calle Casimiro Sainz, entre el edificio de La Casona y las estaciones de tren y autobuses. Y muy cerca hay una pequeña plaza, la Plaza de la Constitución, en la que se encuentra la zona de discotecas, pubs y bares de copas (Imposible, Cocos, Las Lunas, Airbus, Clay, etc.)


Virginia y Manuela fueron a "Cocos", una discoteca que cerraría en 1997 y que ahora se llama "Cum Laudem". Le habían propuesto a Alicia, otra de sus amigas, que las acompañara, pero cuando Alicia se enteró de que el plan incluía volver haciendo auto-stop, decidió no ir con ellas.


























Puede que las niñas no tuvieran dinero para comprar el billete de vuelta, que quisieran ahorrarse el importe o que a esa hora ya no hubiera servicio de trenes hasta Aguilar (lo más probable). El caso es que, según una vecina de Aguilar que pasaba con su coche por Reinosa y presenció los hechos, 
1 para recorrer los 36 km. que hay entre las dos localidades, decidieron hacer autostop. Subieron a un coche blanco, probablemente un Seat 127, en las proximidades de Matamorosa.


Desde entonces -hace ya veintiún años- no se las ha vuelto a ver. Las gestiones realizadas por la Guardia Civil y la Policía Municipal de Reinosa no dieron el menor resultado. Se siguieron pistas en la Costa del Sol y en otros puntos de España y Francia. Los rastreos en los pozos de la zona y en los pantanos de Reinosa y Aguilar, realizados por submarinistas de la Guardia Civil, fueron infructuosos.

Los familiares difundieron las fotos de las niñas por toda España, desplazándose dondequiera que surgía alguna pista, que siempre resultaba ser falsa. Incluso consultaron a varias videntes. Pero tampoco consiguieron nada.

Karima Bougeffa, en una reciente entrevista en "La Mañana" de TVE1, ha declarado que cree que las niñas se fueron con alguien a quien conocían, de otro modo no se habrían subido al coche.




El seis de marzo de 1993,
José Luis Corcuera, el entonces ministro del Interior, acudió a Palencia para asistir a un foro de opinión de su partido. Y aprovechó para entrevistarse con las familias, que le expresaron sus quejas por la lentitud e ineficacia en la búsqueda de sus hijas, en contraposición a otros casos. El ministro prometió mantener el dispositivo de búsqueda y no admitió que en el caso de Aguilar se hubiera actuado con menor celo que en otros.
En realidad, las labores de investigación se realizaron sobre todo durante el primer año, pero después las pesquisas para descubrir el paradero de las niñas parecieron disminuir drásticamente.

El colectivo Vecinos de Aguilar, que había surgido de manera espontánea para apoyar a las familias, se disolvió.


El nueve de octubre de 1994 aparecieron dos sacos, que contenían dos cráneos y algunos huesos, en las inmediaciones del pantano de Requejada, cerca de Aguilar de Campoo. Los encontraron dos matrimonios que dieron aviso de inmediato.

Los cráneos fueron remitidos al Instituto Nacional de Toxicología, en dónde se determinó que databan de la época de la Guerra Civil. Desde entonces, las familias de las niñas -molestas con la prensa- no volvieron a realizar declaraciones a los medios de comunicación.

El padre de Manuela resultó tan afectado por la desaparición de su hija que ha estado en tratamiento psiquiátrico desde entonces. Según Karima Bougeffa
"... Nuestra vida se paró y hemos tenido que vivir con ello día a día."

Los abogados palentinos Luis Antonio Calvo y Margarita Calle -personados en el caso en nombre de la
Asociación Clara Campoamor- confirmaron que el caso estaba cerrado judicialmente desde el año 2006. El 19 de diciembre del citado año, los familiares habían anunciado que no pensaban emprender nuevas acciones judiciales ni pedir la reapertura de la investigación. 2
Ni un sólo sospechoso. Ni una sola pista. Desaparecidas para siempre...
2 En el programa de TVE1 "La Mañana", del 2 de diciembre de 2013, se trató el caso de la desaparición de las niñas, con la participación de Emilio Guerrero, hermano de Virginia, y Karima Bougeffa, madre de Manuela.

Ignacio Gordillo, ex-fiscal jefe de la Audiencia Nacional -también invitado al programa-, declaró que legalmente se podría declarar el fallecimiento de las niñas, puesto que habían pasado más de diez años de su desaparición, pero que como no había signos de violencia había que ser optimistas y pensar que en cualquier momento podrían aparecer, aunque no había abiertas líneas de investigación.

Prosiguió diciendo la fiscalía tiene unos equipos especiales dedicados a la investigación de la desaparición de personas y animó a las familias a acudir a la fiscalía pidiendo ayuda. 


Evidentemente, D. Emilio Guerrero le contestó:
"Se lo agradezco pero... ¿la fiscalía no se puede dirigir a nosotros?", a lo que Ignacio Gordillo repuso que, como había habido un procedimiento judicial, la fiscalía estaba personada porque es un delito público, pero que, para avanzar en la investigación y  como partes interesadas, les recomendaba que se dirigieran a la fiscalía de la Audiencia Provincial de Palencia y le explicaran la situación al fiscal jefe, pidiéndole colaboración y ayuda, que les prestarían encantados.

El Sr. Gordillo podrá decir lo que quiera, pero parece una burla que después de veintiún años de absoluto fracaso en la investigación, haya que ir al fiscal jefe a pedirle que cumpla con su obligación.